One sidewalk, a hundred faces
Cuando miramos a alguien, también somos mirados; nunca es un acto aislado. Ver implica ser visto, y en esa reciprocidad se da el reconocimiento del otro. El rostro ajeno nos interpela y nos obliga a reconocer su existencia y subjetividad. Esta experiencia es el punto de partida, un gesto común: el encuentro con la mirada de un desconocido, frente a un mismo mar y bajo una luz compartida.
La serie surge de la reflexión personal sobre la cámara como dispositivo que irrumpe en la intimidad y sobre la relación de poder que inevitablemente se establece al fotografiar al otro. Indaga cómo el consentimiento y la agencia pueden negociarse y cuestiona qué puede, o no, contar una imagen sobre alguien. El borde del negativo, hace explícita la subjetividad de quien fotografía y recuerda que cada imagen es también una construcción de realidad. Tomadas entre marzo y julio de 2025 en el Espigón del Gas, estas imágenes revelan la diversidad de quienes transitan este espacio frente al mar en Barcelona.